A medida que fue ganando dinero, compró anafes, cuberterías, mantelería, mesas plegables, sillas, cocinas de leña, fregaderos portátiles, grandes bahúles para el hielo, toldos, carromatos etc.
Fue de los primeros que se dio cuenta de la importancia de los “catering” y de la cocina transportable o motorizada.
Cada vez que tenía que dar una comida montaba toda una parafernalia, un restaurante transportable con todos lo necesario, un despliegue material y humano con toda su logística y compleja organización.
Llevaba sus ayudantes, sus camareros, sus carpinteros para montar las casetas, sus fontaneros para los excusados transportables, etc.
Iba a las ferias, al Rocío, a las romerías, a todos los sitios donde era requerido para bautizos, bodas, comidas oficiales, comidas benéficas, etc.
En realidad, Pepe Caballero, sin saberlo, había sido uno de los inventores de la restauración moderna, de la cocina industrial.